Hoy haremos un pequeño paréntesis y dejaremos de banda las leyendas, para hacer un breve inciso en un tema tan interesante y que da tanto de sí como es la historia de los heterodoxos, en concreto, de las brujas. Mucho se ha escrito sobre el tema, tanto en España (sobretodo, Julio Caro Baroja) como fuera de nuestras fronteras. A continuación daremos algunas luces sobre la Brujería.
En primer lugar, hemos de distinguir entre dos tipos de brujería, la brujería blanca, ( hechicera) que consiste en el uso de hierbas para solucionar problemas amorosos, de salud, de dinero, etc y la Brujería negra que consiste en un pacto con el Diablo. Un pacto que implica su adoración, en el ritual conocido como Sabbath, y un poder maléfico que perjudica a la comunidad.
La hechicera normalmente es una mujer. Si es un hombre, éste no se vincula con la magia negra, sino con la blanca ( Alquimia, por ejemplo).
El mundo de las brujas durante mucho tiempo fue apartado de los estudios historiográficos, posiblemente por prejuicios sobre él, aún así en los últimos tiempos esta carencia se ha visto reducida considerablemente y hoy disponemos de estudios sobre las brujas como fenómeno social, si bien las interpretaciones sobre las mismas, son diversas. El antropólogo Ronald Frazer, comenzará las primeras interpretaciones sobre ellas, Julio Caro Baroja ( Las Brujas y su mundo) las estudiaría con detalle.
La gran pregunta sobre la historia de las brujas, es si existió una secta organizada de brujas y brujos durante la Edad Moderna. Según A. Hurray, si existió una secta organizada, a pesar de que esta visión es hoy dia reusada por la mayoría de historiadores. Otras interpretaciones sobre ellas ven en la brujería una función social. Sería el recurso donde acudir delante de un mundo incontrolable. También seria, la bruja el chivo expiatorio que paga todas las tensiones sociales. También tenemos interpretaciones culturalistas ( Maria Taussiet) que ponen el énfasis en los cambios socio-culturales: fractura mundo católico y protestante, del cual habría salido la brujería, y esta seria una creación de las élites.
El pacto con el diablo es una creación de las élites. Otros culturalistas ven una guerra de sexos en el enfrentamiento entre hombres médicos y brujas mujeres. También tenemos a culturalistas como Elizalde o C. Ginzburg, que afirman que existen unas creencias populares basadas en el paganismo que se han ido elaborando por toda Europa, aisladamente, sin una conexión entre sí, no existe una secta organizada, lo que sucede es que desde las elites se crea un discurso homogenio sobre ellas.
En el mundo romano y griego, existían las lamies y stringles, que serian las antecesoras de las brujas ( stregoneria es brujería en italiano).
Durante la Edad Moderna se extendió la idea de que las brujas conspiraban para extender el poder del Diablo. La caracterización negativa de las brujas comparte algunas características con el antisemitismo , y tiene un fuerte carácter misógino. Aunque no todos los sospechosos de brujería eran mujeres (hubo un significativo porcentaje de hombres procesados y ejecutados por delitos de brujería), se consideraba a la mujer más inclinada al pecado, más receptiva a la influencia del Demonio, y, por tanto, más proclive a convertirse en bruja.
La definición de la brujería como adoración al Diablo se difundió por toda Europa mediante una serie de tratados de demonología y manuales para inquisidores que se publicaron desde finales del siglo XV hasta avanzado el siglo XVII. Tanto el Malleus Malleficarum como otros muchos libros que se publicaron en la época constituyeron el fundamento de la caza de brujas que se dio en toda Europa durante la Edad Moderna, especialmente en los siglos XVI y XVII, y que causó la muerte, según los cálculos más fidedignos, de unas 60.000 personas.
El aquelarre de Francisco de Goya
Se atribuía a los acusados de brujería un pacto con el Diablo. Se creía que al concluir el pacto, el Diablo marcaba el cuerpo de la bruja, y que una inspección detenida del mismo podía permitir su identificación como hechicera. Mediante el pacto, la bruja se comprometía a rendir culto al Diablo a cambio de la adquisición de algunos poderes sobrenaturales, entre los que estaba la capacidad de causar maleficios de diferentes tipos, que podían afectar tanto a las personas como a elementos de la naturaleza; en numerosas ocasiones, junto a estos supuestos poderes se consideraba también a las brujas capaces de volar (en palos, animales, demonios o con ayuda de ungüentos), e incluso el de transformarse en animales (preferentemente lobos).
Se creía que las brujas celebraban reuniones nocturnas en las que adoraban al Demonio. Estas reuniones reciben diversos nombres en la época, aunque predominan dos: sabbat y aquelarre. La primera de estas denominaciones es casi con seguridad una referencia antisemita , cuya razón de ser es la analogía entre los ritos y crímenes atribuidos a las brujas y los que según la acusación popular cometían los judíos. La palabra aquelarre, en cambio, procede del euskera aker (macho cabrío) y larre (campo), en referencia al lugar en que se practicaban dichas reuniones.La principal finalidad de los aquelarres era, sin embargo, siempre según lo considerado cierto en la época, la adoración colectiva del Diablo, quien se personaba en las reuniones en forma humana o animal (macho cabrío, gato negro, etc). El ritual que simbolizaba esta adoración consistía generalmente en besar el ano del Diablo (osculum infame). En estas reuniones, el Diablo imponía también supuestamente su marca a las brujas, y les proporcionaba drogas mágicas para realizar sus hechizos.
La Brujería como actividad denostada fue perseguida por la sociedad de la época. Estaba sometida a diversas jurisdicciones, los poderes civiles y los eclesiásticos ordinarios. A pesar de lo que se piense, los mayores perseguidores de brujas, fueron los los poderes civiles, en primer lugar, a continuación los órganos eclesiásticos y por ultimo La Inquisición. No sabemos mucho de los procesos a las brujas hechos por tribunales civiles, ya que los procesos se quemaban. Se calcula que unas cien mil personas fueron juzgadas por toda Europa, sobretodo en el Sacro imperio Romano Germánico y en Polonia, Suiza, Francia, Bohemia y Hungria. Más de la mitad de estas cien mil personas fueron ajusticiadas. Por contra el tribunal de la Inquisición entre 1550 y 1700, procesó a 3500 personas, de las cuales solo un 0'25% murieron en la hoguera.
El motivo es que la Inquisición mantendrá una postura de escepticismo respecto a la realidad o no de la brujería. En España, se realizó una comision en Logroño, encargada de estudiar el tema, y dicha comisión dictaminó que no existía, pero que si había mucha imaginación sobre el tema, que había de ser castigada. Se dictaminó que los clérigos había de predicar en lengua vulgar y ayudar a los miembros más necesitados. Es decir, los brotes de brujería eran vistos como falta de predicación y de la pobreza.En los territorios de religión ortodoxa, en cambio, las cazas fueron de intensidad mucho menor.
Durante estos procesos, se aplicó con frecuencia la tortura para obtener confesiones, por lo cual los investigadores actuales suelen manifestar cierto escepticismo acerca de lo manifestado en los juicios por brujería.