La Edad Media es un periodo prolífico en leyendas de todo tipo. Es un periodo recordemos que abarca más de 1000 años de historia( 476-1492) y que ha sido debate de numerosos interrogantes. Edad oscura, época de transición o ni la una ni la otra? Lo que es cierto es que el hombre y la mujer de la Edad Media eran personas en su mayoría analfabetas, ya que la cultura escrita, permanecía como exclusiva de los clérigos y la nobleza. Es por eso,que el hombre medieval era un ser que vivía de la cultura visual y oral. Las imágenes( retablos religiosos, reliquias de santos) y la palabra (sermones religiosos, leyendas) se convirtieron en el instrumento de adoctrinamiento de la población. Por tanto en el mundo occidental medieval, el imaginario colectivo que cohesiona y da vida al pueblo se fundamenta sobretodo en el aspecto simbólico religíoso.
Este Blog está dedicado a esas leyendas medievales, las cuales a través de su relectura nos permiten entender la mentalidad de esa época; sus alegrías, sus sueños, sus miserias etc..
Esta leyenda medieval cuenta la historia de la Papisa Juana. Personaje olvidado de la historia o simple leyenda? En síntesis, el relato de la leyenda sostiene que existió una mujer que ejerció el papado católico ocultando su feminidad y haciéndose pasar por hombre. Juana, fue según la mayoría de versiones hija de un monje de Maguncia y se sitúa su nacimiento en el año 822. La pequeña Juana fue desde pequeña inquieta y curiosa, y su padre consciente de ello, la ayudo en sus estudios convirtiéndose en una pequeña erudita, desde joven. Más tarde Juana, debía decidir que hacer con su vida, y como su deseo era continuar con sus estudios, ingresó en un monasterio, haciéndose pasar por un joven novicio. En el convento Juana conoce a otro novicio y se enamora perdidamente de él. Este "amor prohibido" es prontamente truncado debido a la marcha del joven clérigo a Roma. Juana que continuaba enamorada de él, decide seguirlo y marchar a Roma también en su busca. Juana según la leyenda, obtuvo una notable posición rápidamente dentro de la Curia romana, gracias a sus grandes dotes intelectuales, llegando a ocupar el sitio de secretario del Papa León IV. Un año después el octogenario papa fallece y Juana es elegida por todos los cardenales como nuevo Papa, con el nombre de Juan VIII. Lo que pocos sabían es que Juana había sido fecundada por su enamorado, y que en pocos meses daría a luz un hijo. Y así como fue, que Juana a pesar de sus intentos por disimular su estado, acabó por parir dentro de una ceremonia religiosa en un templo católico. La sorpresa dentro de la iglesia fue mayúscula, así como el estado de estupefacción. Juana fue separada de su recién nacido y lapidada por la multitud, a lo pies de la misma iglesia.
Para que nunca más sucediera algo semejante, se instauró como obligatorio comprobar antes de cada nombramiento papal, su virilidad. Una comprobación que aún se mantiene en la actualidad vigente y que se realiza mendiante la comprobación en un silla perforada, de la virilidad del sujeto. Si bien es cierto, que no hay ninguna prueba que pudiera otorgar credibilidad histórica a esta leyenda, su narración corrió como la espuma por la época dentro de todos los sectores sociales. Y el pavor que algún día pudiera a suceder algo así, y que una mujer fuera nombrada Papa de Roma se instauró durante mucho y mucho tiempo. Y esta es la pequeña leyenda medieval de la Papisa Juana.